Te espera un mundo de beneficios.
La leche, al inicio de la mamada, es más rica en lactosa y agua, mientras la del final es más concentrada y rica en grasa. Para que la guagua obtenga todos los nutrientes requiere succionar hasta vaciar el pecho.
No es necesario vaciar por completo ambos pechos en cada mamada, sino más bien, en forma alternada, en cada toma, al menos depletar al máximo uno de ellos.
El tiempo de mamada depende de la relación de alimentación que se establezca entre cada hijo y su mamá, pero en consideración al cambio en la composición desde el inicio hasta el final, es aconsejable que dure como mínimo 15 minutos, ya que el aporte de grasa ocurre a partir de los siete minutos de succión.
Durante las primeras semanas, mientras se produce el equilibrio entre la producción láctea y la demanda del recién nacido, la necesidad de amamantamiento es habitualmente cada dos o tres horas.
Es recomendable alternar el pecho de inicio de succión.
Para sacar al niño del pecho, conviene romper el vacío succional de la boca, separando los labios con el dedo meñique introducido a través de la comisura y entre las encías, retirando en este instante el pezón rápidamente para evitar que se dañe.
La frecuencia de alimentación es graduada por la necesidad del niño de recibir alimento e hidratación.
Es recomendable la mamada nocturna ya que durante la noche se produce mayor secreción de prolactina, hormona responsable de la producción láctea.
La permanencia de la leche en los pechos, por más de cuatro horas inhibe la síntesis de leche, situación que de ser mantenida puede llevar a la disminución y posteriormente al cese de la producción láctea.
Si deseas vivir una experiencia de parto personalizado haz click aqui.