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¿Cuándo es necesaria una cirugía de vesícula?
La vesícula biliar, ese pequeño órgano con forma de pera ubicado debajo del hígado, a veces puede causar grandes problemas. Su función principal es almacenar la bilis, una sustancia producida por el hígado que ayuda a digerir las grasas. Sin embargo, cuando se forman cálculos biliares (colelitiasis), el flujo de bilis puede verse obstruido, desencadenando una serie de síntomas molestos e incluso complicaciones graves.
Pero, ¿cómo saber si necesitas cirugía? No todos los cálculos biliares requieren intervención quirúrgica. Muchos pacientes pueden vivir con ellos sin experimentar ningún síntoma. Sin embargo, cuando los cálculos empiezan a causar problemas, es importante prestar atención. Algunos síntomas comunes incluyen:
Dolor intenso en la parte superior derecha del abdomen: Este dolor, que a menudo se irradia hacia la espalda o el hombro derecho, puede ser repentino y agudo, o sordo y constante.
Náuseas y vómitos: La obstrucción del conducto biliar puede interferir con la digestión y provocar náuseas y vómitos recurrentes.
Fiebre y escalofríos: Estos síntomas pueden indicar una infección en la vesícula biliar (colecistitis), que requiere atención médica urgente.
Ictericia: La coloración amarillenta de la piel y los ojos puede ser un signo de que la bilis está obstruyendo el conducto hepático común.
Heces de color claro y orina oscura: Estos cambios en el color de las heces y la orina también pueden indicar una obstrucción biliar.
Si experimentas alguno de estos síntomas, es fundamental que consultes con un médico especialista. El médico realizará un examen físico y solicitará pruebas de imagen, como una ecografía abdominal, para confirmar el diagnóstico de colelitiasis.
CÓDIGO | PRESTACIÓN | TOTAL $ | COPAGO $ | PRÉSTAMO % | PRÉSTAMO $ |
2501001 | Colelitiasis | 1.769.710 | 884.850 | 85% | 752.130 |
Si se determina que los cálculos biliares son la causa de tus síntomas, la cirugía de vesícula (colecistectomía) suele ser el tratamiento recomendado.
Afortunadamente, la mayoría de las cirugías de vesícula se realizan por laparoscopia, una técnica mínimamente invasiva que reduce el tiempo de recuperación, el dolor postoperatorio y el tamaño de las cicatrices.